Los narcisistas tienden a huir de las personas que les desafían y cuestionan sus creencias. Puede que no quieran enfrentarse a la posibilidad de que alguien sea más inteligente o tenga más éxito que ellos, por lo que evitarán por completo a este tipo de personas. Además, los narcisistas también rehuirán a cualquiera que no tema hablar por sí mismo o defender su postura en una discusión. No les gusta que les desafíen y prosperan sintiéndose superiores, por lo que tener cerca a una persona segura de sí misma puede intimidarles.
A los narcisistas tampoco les gustan las personas con límites firmes y no dudan en romperlos si lo consideran necesario. Las personas con límites fuertes pueden hacer que los narcisistas se sientan indefensos, ya que a menudo intentan controlar las situaciones para conseguir lo que quieren. Del mismo modo, los narcisistas también pueden evitar a las personas que no se dejan manipular o engañar fácilmente. Esto se debe a que quieren tener el control y tener a alguien que se niega a dejarse influir por sus tácticas puede hacerles sentir frustrados e impotentes.
Por último, los narcisistas tienden a huir de las personas con una moral y unos valores fuertes. Como los que padecen un trastorno narcisista de la personalidad tienden a carecer de empatía y a despreciar los sentimientos de los demás, a menudo les resulta difícil relacionarse con este tipo de individuos. Preferirán a personas que compartan creencias y actitudes similares, para no sentirse juzgados o amenazados. En resumen, los narcisistas suelen evitar a cualquiera que les haga pensar demasiado o les desafíe de algún modo, ya sea intelectual, emocional o moralmente.