Los narcisistas nunca admiten que se equivocan. Siempre buscan formas de culpar a los demás o de inventar excusas. Incluso cuando se enfrentan a pruebas que contradicen su punto de vista, las niegan o encuentran la forma de dar la vuelta a la verdad a su favor. Los narcisistas no soportan las críticas y las rechazan de plano, negándose a aceptar cualquier responsabilidad por sus actos.
Los narcisistas tampoco asumen nunca la responsabilidad de sus errores ni se disculpan por ellos. En su lugar, intentan echar la culpa a otra persona siempre que pueden. Esto puede manifestarse como gaslighting, mentir sobre los hechos o utilizar tácticas manipuladoras para hacerte sentir que tú tienes la culpa en vez de ellos. Los narcisistas también suelen resistirse al cambio porque lo ven como algo que les quita poder y control.
Los narcisistas tienden a ser muy egocéntricos, centrándose en sus propias necesidades e intereses por encima de todo lo demás. Rara vez tienen en cuenta los sentimientos de los demás, y a menudo ignoran los deseos de los demás en favor de satisfacer sus propios deseos o agendas. Los narcisistas también carecen de empatía y se niegan a reconocer cualquier emoción que consideren inconveniente o inútil para su causa.
Por último, los narcisistas no suelen estar dispuestos a transigir o negociar con nadie que no comparta su opinión o punto de vista. En lugar de intentar llegar a una solución mutua en la que ambas partes puedan estar de acuerdo, se pondrán a la defensiva y se resistirán si se les desafía de algún modo. Esto se debe a que los narcisistas muestran un sentido inflado ellos mismos, creyendo que su opinión es la única que importa.
Si comprendes estos rasgos comunes de los narcisistas, podrás protegerte mejor y reconocer cuándo alguien en tu vida muestra un comportamiento narcisista. Puede resultar difícil enfrentarse a ellos directamente, pero ser consciente de las tácticas que utilizan puede ayudarte a establecer límites y evitar que te manipulen.