Mantener la motivación, por mucho que nos apasione nuestro proyecto, puede ser, cuanto menos, complicado pues existen multitud de factores que nos pueden desgastar poco a poco: el exceso de tareas, el cansancio, el estrés, las adversidades…
Lleva un registro de lo que haces
La tecnología puede facilitarte la labor, pero, sin duda, muchas veces un bloc de notas o una libreta pueden convertirse en nuestros mejores aliados.
Divide el trabajo en tareas más pequeñas y concretas
Nos puede pasar que, inicialmente, el proyecto en su totalidad es, evidentemente grande y, probablemente, complejo y abrumador. Es por ello que, al dividirlo en pequeñas tareas o puntos conseguimos verlo con mayor claridad y simplicidad y el proyecto que tanto nos pesaba al principio por excesivamente grande y complejo es, ahora, fácil de realizar y de cumplir.
Tómate tu tiempo
Muchas veces, un proyecto al que le damos vueltas y vueltas en la cabeza no termina de madurar y pensamos que nunca estará listo. Hasta que un buen día, en el cual ya ni nos acordábamos de él porque lo habíamos dejado aparcado por imposible se nos hace de nuevo presente, con más claridad y posibilidades de hacerlo real que nunca. Este es mi caso personal y con el mismo no te estoy animando a que dejes de lado tus intereses y objetivos, pero sí que te des un tiempo (no mayor de una semana), para madurar las ideas y reflexionar sobre lo importante o no de tu proyecto. Así tendrás una forma eficiente de seguir adelante con los puntos fuertes de tu proyecto y dejar a un lado los puntos que, con el tiempo han perdido fuerza, gancho o porque realmente no tenían relación con tu proyecto.
Busca compañeros de fatigas
En mis años de estudio PIR he observado y aprendido que la unión hace la fuerza. A pesar de ser de las preparaciones (si no la que más) con más competencia inter pares, lo cierto es que Internet me brindó la posibilidad de conocer a muchos compañeros de fatiga valiosísimos con los que he compartido alegrías, ilusiones, lágrimas, estudio, apuntes, charlas, cafés, etc. Esto es algo que no tenemos en cuenta porque pensamos que Internet es un sitio frío e impersonal, y puedo decirte, que, al menos no en todos los casos es así, si yo he tenido la oportunidad de conocer muy buena y valiosa gente, todos podemos, solo necesitamos tiempo y buscar bien. No tengas miedo de exponer tus ideas, busca gente que te pueda ayudar e intenta ayudar tú también de alguna manera a esa gente interesada en lo que podéis hacer juntos. Como dice el dicho “La unión hace la fuerza” y en casos de baja motivación siempre hay alguien para renovar los ánimos.
Planifica
Este es un punto muy importante que tiene cierta relación de complementariedad con el segundo punto, dividir el gran trabajo en tareas pequeñas y concretas.
Lleva la cuenta diaria de logros conseguidos
Al marcarnos pequeñas metas y ser estas más fáciles de acometer, incluso diariamente, el vernos superando diariamente estas pequeñas metas nos puede resultar mucho más alentador, llevar la cuenta diaria de las mismas para ser conscientes de ello nos puede ayudar a que la motivación no decaiga.
Prémiate a menudo
Si llevar la cuenta diaria de los logros conseguidos es importante, también lo es premiarse por cada pequeña meta que conseguimos. Las recompensas que nos damos pueden ser de diferentes tipos: desde ir al cine o salir un rato, hasta ver una peli con nuestra familia o simplemente auto reforzarnos por el trabajo bien hecho (esto es decirnos a nosotros mismos que lo hemos hecho bien y que somos los mejores, por ejemplo).
Controla y comprueba tus progresos
En cualquier oposición en la cual el resultado final está todavía muy lejos, los estudiantes se hacen gráficas de progreso para no perder de vista el norte y poder controlar, en todo momento, el trabajo realizado y el que todavía nos queda por realizar. Hacernos una gráfica o guía sobre esto nos ayudará a visualizar de un vistazo nuestro trabajo hecho y pendiente en globalidad y nos permitirá planificarlo mejor, y tomar mejores decisiones, además de darnos una visión de dominio que favorecerá nuestra motivación.
Visualiza tu meta
Si no eres capaz de visualizar aquello por lo que estás luchando diariamente es que no tienes claro que lo quieres conseguir, no lo deseas de verdad. Debemos visualizar nuestra meta y tener claro y estar convencidos de por qué y para qué hemos iniciado este arduo trabajo. Visualizarnos en nuestra meta, consiguiendo nuestro objetivo, disfrutando los beneficios que nos reporta nos hará sentir bien y más fuertes para seguir en nuestro camino hacia la deseada meta.
Y, lo más importante, descansa
Existen veces que ningún punto de los que te he comentado anteriormente parece que nos funcionarán. No te preocupes, la mente es sabia y lo hace para asimilar lo aprendido hasta el momento (aunque no sean tareas de estudio, da igual), madurarlo todo y descansar. Por tanto, hay que confiar en nosotros mismos, en nuestro cuerpo y darnos un respiro, descansar diariamente, reponer fuerzas para poder volver luego con más empeño. Darse un respiro y desconectar es fundamental cuando el trabajo ha sido duro y nos ha absorbido, debemos escuchar a nuestro cuerpo y no sobre saturarlo con un ritmo extenuante pues podemos agotarnos física y mentalmente y tardaremos más después en reponernos y volver a la carga con nuestras metas. Si eres un experto en la consecución de tus metas y trabajas duro por ellas, sé un experto en descanso cuando llegue el momento del mismo. Tu organismo lo agradecerá hasta el punto de estar en plena forma cuando volvamos a darle duro al trabajo.