La Disciplina Positiva no es una moda más. Muchos pueden llegar a pensarlo, sin embargo, con poco que investiguemos nos damos cuenta de que la Disciplina Positiva ha llegado al mundo para quedarse. Esto es así por diversas razones:
- Es una forma de crianza sólida y que ofrece múltiples recursos y herramientas ricos para cambiar (a mejor) la crianza y, con ello, la vida de las familias que la practican.
- El hogar que destierra el castigo (en todas sus formas), así como los premios, y que, en su lugar, opta por la cooperación desde el respeto, disfruta de un ambiente más relajado y optimista. Cuando esto sucede, los procesos de aprendizaje de nuestros hijos se potencian (al no sentirse amenazados, coartados ni coaccionados de modo alguno), con lo que conseguiremos, a largo plazo, hijos más felices y más autónomos.
- Dota a la crianza (proceso difícil y agotador), de claves necesarias para no morir en el intento. Al entender el error como oportunidad de aprendizaje te sumerge en un camino de aprendizaje continuo muy alentador y esperanzador, de la mano de nuestros hijos y nuestra pareja.
- Es una alternativa válida y necesaria al castigo (al que recurrimos cuando se nos agotan todas las herramientas que creemos a nuestro alcance).
- La Disciplina Positiva nos muestra a nuestros hijos como lo que son, nuestros pequeños niños que un día decidimos traer al mundo y que solo buscan pertenencia y cariño y no como lo que muchas veces solemos creer (sobre todo cuando estamos enfadados, molestos o cansados). Esto es, nuestros hijos no nos desafían, no buscan enfadarnos, no nos provocan, no están para fastidiarnos, solo buscan ser visibles a nosotros y a nuestras complicadas y ajetreadas vidas.
- Tiene todo el sentido. Muchas veces intentamos que nuestros hijos funcionen en base a reglas no escritas, ni habladas ni dichas. Simplemente funcionamos con la inercia del día a día y pensamos que ellos ya saben todo lo que hay que hacer (y lo que no) en casa. Pero esto no siempre es así. Si tomamos consciencia de que nuestros hijos no nacen sabiéndolo todo es lógico entender que hay que explicarles las “normas” de casa y con ello no me refiero a no dejarles respirar, no, sino normas desde el respeto mutuo, tales como respetar los materiales, cuidar de uno mismo y respetarse a sí mismo y a los demás.
- La alternativa que busca la Disciplina Positiva al castigo es enfocarse en soluciones. Para ello podemos hacer una lluvia de ideas en el momento o apuntarlo en el cuaderno de las reuniones semanales para hablarlo con calma en la siguiente reunión semanal (aquí os explicaré como funcionan estas reuniones).
- El niño se siente comprendido, querido y necesitado, con la Disciplina Positiva, cualidades que le dotan de alguien válido para seguir aprendiendo y conociendo el mundo que le rodea.
- La Disciplina Positiva practicada conscientemente y con paciencia y cariño día a día puede llegar a dotarnos de las herramientas necesarias para educar hijos más conscientes, respetuosos, autónomos, empáticos y seguros. Algo que, sin duda, todos los padres desean para sus pequeños.
- Por todo lo que acabamos de explicar, la Disciplina Positiva ayuda a nuestros hijos a desarrollar sus capacidades y a ser conscientes de ellas.
Qué NO es la Disciplina Positiva
No es ser padres y madres permisivos.
No es dejar que el niño haga lo que quiera.
La Disciplina Positiva no es manipular ni ejercer el poder adulto para evitar el castigo físico.
No es no tener reglas, límites ni expectativas, no es una educación permisiva.
Disciplina Positiva es:
Respetarse a sí mismo y a sus hijos, así como construir una relación mutuamente respetuosa con ellos.
Comunicar a sus hijos con claridad los límites expectativas y reglas.
Encontrar juntos soluciones a largo plazo que permitan una mejor y más justa convivencia en el hogar (para todos).
Aumentar la autoconfianza de los hijos y su capacidad para afrontar desafíos vitales.
Enseñarles habilidades de vida, así como empatía, no-violencia, amor propio, cortesía, derechos humanos y respeto a los demás.
Una forma de pensar y una forma de crianza basada en el respeto y en la cooperación mutua.